¿Qué valoración hacéis de la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible? ¿Cuáles han sido los avances más significativos?

La aprobación de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODSs) ha sido revolucionaria. ¡Y no es ninguna exageración! Por primera vez en la historia, todos los Estados miembros de las Naciones Unidas están trabajando juntos y sin demora, tanto a nivel global como local, en favor de las personas y el planeta. Gracias a los 17 ODS disponemos de un marco de referencia global que concierne e involucra a cada ciudadano del mundo, con metas tan ambiciosas como eliminar el hambre en el mundo, acabar con la pobreza, proporcionar educación de calidad a todos los niños y niñas o alcanzar, por fin, la igualdad de género. Tenemos también una fecha límite: el 2030.

Son objetivos ambiciosos, lo que implica que solo veremos los avances con el paso del tiempo. Sin embargo, ya hemos empezado a notar cambios en su aplicación en comparación con los 8 Objetivos del Milenio. Este fenómeno se debe al cuidadoso trabajo realizado para dotarnos de procesos de vigilancia estrictos, algo que se traduce en una mayor diligencia en adoptar legislaciones y emprender acciones. Por ejemplo, todos los países se han comprometido a compartir cada año sus progresos con los demás miembros. Asimismo, este proceso estricto de supervisión se ha visto fortalecido con el establecimiento de indicadores y metas precisas para cada uno de los 17 objetivos. Esto nos permite tener unos procesos de medida más robustos.

Otro aspecto muy importante es la movilización de la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales e incluso el sector privado. Desde el mismo momento en que comenzó el debate sobre los nuevos ODSs, en 2014, todos estos grupos se involucraron. Primero, influyendo en el contenido de la agenda, sobre todo en sentar las prioridades y asegurarse de que las metas de los objetivos fuesen claras y verificables; después, apoyando su adopción, en Septiembre 2015 y ahora, por el trabajo de vigilancia del cumplimiento que están haciendo. Los Gobiernos y administraciones deben sentir la presión de la población. Y no cabe duda de que la movilización se traduce en presión!

También es muy importante subrayar el papel positivo y decisivo que están desempeñando los avances científicos. Estos avances tecnológicos contribuyen decididamente al progreso y están facilitando la aplicación de la agenda. Por todo ello, cabe ser positivo, pero no confiado. Hay que seguir con tenacidad y  perseverancia.   

El ODS Nº 8 es “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos “, trabajo al que no pueden acceder millones de jóvenes en todo el mundo. ¿Qué se puede hacer para mejorar esta situación?

Los ODS han sido concebidos con unas metas claras además de  unas pautas o indicadores para verificar el cumplimiento. De esta manera se facilita los avances en cada objetivo. Y las pautas sirven de guía tanto a gobiernos, como a la sociedad civil y al sector privado. Entre las metas del Objetivo 8, querría resaltar tres que considero esenciales para mejorar la situación actual, tan preocupante y difícil para nuestros jóvenes.

Me parece fundamental lograr niveles más elevados de productividad económica mediante la diversificación, la modernización tecnológica y la innovación, entre otras cosas centrando la atención en sectores de mayor valor añadido y uso intensivo de mano de obra, me parece muy relevante.

También quiero subrayar la meta que urge la promoción de políticas orientadas al desarrollo de actividades productivas, la creación de empleo decente, el emprendimiento, la creatividad y la innovación, y además, recomienda el crecimiento de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, entre otras cosas mediante el acceso a servicios financieros.
Y como no, la meta que establece que para 2020 hay que reducir sustancialmente la proporción de jóvenes desempleados y que no cursan estudios ni reciben capacitación.
Estoy convencida de que si todos trabajamos para lograr alcanzar, como mínimo, estas tres metas, la situación actual cambiara, no hay duda. Pero no será fácil…

¿ Cómo valoras proyectos con La Campaña Internacional para la Declaración de la Década del Empleo Juvenil, promovida por NSF y liderada por el Gobierno de España?

 Valoro estos proyectos e iniciativas muy positivamente y considero que su contribución es esencial y relevante. Son ejemplos concretos de lo que mencionaba antes, la involucración de la sociedad civil para movilizar todos los resortes posibles, con el objetivo de alcanzar las transformaciones que harán de este mundo un lugar mucho mejor para todos.

La mejora del empleo juvenil es una tarea que requiere la combinación simultánea de procesos a nivel macro y microeconómico. Además, una parte importante de las mejoras se notarán a medio y largo plazo. Por ello considero que la declaración de una “Década” para movilizar, cambiar la situación actual y proyectar resultados es una buena manera de afrontar este gran desafío. Sin embargo, para conseguir impacto, la movilización debe ser global: de la sociedad civil, el sector privado y los gobiernos. Es necesario que todos se responsabilicen y se comprometan con la declaración de la “Década” y con el trabajo que conlleva. Si así se materializa, la “Década del Empleo Juvenil” lograra consolidar transformaciones importantes.

De la misma manera, considero que las acciones de promoción de la “Década” pueden beneficiarse de sinergias con otros proyectos de carácter internacional que promueven objetivos complementarios. Por ejemplo, la Organización Internacional del Trabajo (ILO) y la Oficina del Enviado Especial para Jóvenes del Secretario General de la ONU están  muy comprometidas en la búsqueda de soluciones al desempleo juvenil. Algunas de sus ideas pueden tener un impacto positivo para el trabajo de NSF y de la “Década”. Creo que es bueno esforzarse  para enmarcar el trabajo de la “Década” dentro de un cambio global y contribuir así a la mejora del empleo juvenil a nivel internacional.

En NSF estamos convencidos del papel y valor que la sociedad civil tiene en la consecución de los objetivos globales. ¿Cómo puede beneficiarse Naciones Unidas de la acción de éstas? ¿Y de la de NSF en particular?

Ya me he referido antes al papel clave que la sociedad civil desempeña en la implementación de los ODS. En especial, quiero resaltar los dos ámbitos en los que tiene mayor capacidad de liderar y promover cambios. En primer lugar, la sociedad civil puede y debe contribuir a la divulgación de la agenda 2030. Cuanto más se dé a conocer, se sea consciente de su potencial de cambio y de los compromisos adquiridos para que se aplique, mucho mejor para todos. Los Gobiernos la adoptarán, crearan estructuras de coordinación para que las distintas partes de la administración se pongan al trabajo y se harán planes globales para el cumplimiento. Esta tarea de divulgación es esencial. Si me permitís, hay que hacer ruido, movilizar, explicar, informar… Y debemos ser capaces de movilizar no solo al sector público, sino también al privado, las empresas y corporaciones, y como no a las Organizaciones Internacionales. Estas desempeñan un papel de asesores, consejeros y también de puesta en común de los esfuerzos individuales.

Como consecuencia de esta primera función de difusión, la sociedad civil ira desarrollando un trabajo, indispensable, de vigilancia del cumplimiento de los compromisos y de dar transparencia a todo este proceso. En coordinación con expertos, científicos, mundo universitario, las organizaciones no gubernamentales, a través de los medios de comunicación y con sus propias capacidades, deben realizar máxima presión para que tanto gobiernos, como el sector privado y las organizaciones internacionales, cumplan los objetivos… ¡Y a tiempo!  Mucho está en juego: un planeta sano y una población disfrutando de unas condiciones de vida mucho mejores.

Nueva York, 17 Abril, 2017