Un nuevo informe elaborado por AMP NATSEM -Centro Nacional de Tendencias Económicas y Sociales- recalca que Australia se enfrenta a uno de los mayores desafíos de los últimos 10 años tanto a nivel económico como social. El país necesita afrontar esta realidad cuanto antes: persuadir a los directivos de las empresas para que contraten jóvenes como principal recambio de los trabajadores de la generación ‘Baby-Boom’. El hecho que más preocupa al Gobierno Australiano liderado por Tony Abbott, es la tasa de desempleo juvenil.

Los datos actuales sobre desempleo juvenil en esta nación son los más elevados desde la Década de los 90: 27,2%. La tasa ha subido de forma exponencial en los últimos 7 años a causa de la crisis financiera global, antes era de un 16,2%. Los jóvenes -de entre 15 y 19 años- en búsqueda activa de empleo tienen una dificultad 4,5 mayor que el resto de población adulta en busca de un trabajo. Además, estos jóvenes menores de 20 años son 3 veces más propensos que el resto a tener un oficio a tiempo parcial -de hecho el 75% de ellos trabaja a tiempo parcial-. Por otra parte, el profesor de la NATSEM Robert Tanton, opina que las altas tasas de paro y la ausencia de trabajo a tiempo completo reflejan con claridad la dificultad de la juventud a la hora de encontrar empleo. «Los jóvenes están afrontando una serie de dificultades a la hora de acceder al mercado laboral debido a los cambios tecnológicos, las duras condiciones económicas y la creciente demanda de cualificación. Lamentablemente, los adultos están jubilándose y se llevan todas sus habilidades, experiencia y conocimientos con ellos», declaró el docente.

En conclusión, según el blog ‘Olddogthoughts’, el informe advierte que Australia puede quedar en una tesitura de escasez de trabajadores experimentados y con competencias en una serie de sectores, si los empresarios no empiezan a contratar a personal joven para reemplazar a la generación ‘Baby-Boom’. A pesar de todo, el crecimiento del empleo ha sido lento en estos últimos años debido a que muchas compañías han esperado una mejora de las condiciones económicas y de la confianza del consumidor antes de empezar a invertir en un nuevo personal. Por eso no debemos esperar, debemos atajar la problemática del empleo juvenil por complicada que parezca y hacer una apuesta de largo plazo por los jóvenes. Un país sin jóvenes no tiene esperanza alguna de futuro.