El desempleo juvenil se encuentra entre las prioridades de la ONU, que calcula que en el mundo hay unos 75 millones de jóvenes sin trabajo. Según datos de la Unión Europea (UE), más de 5,3 millones de europeos menores de 25 años no consiguen encontrar un empleo, a pesar de que todas las instituciones reconocen que estamos ante la generación mejor preparada de los últimos tiempos.

Los datos elaborados por la Oficina Europea de estadística- Eurostat señalan que el paro juvenil en la Europa de los 28 ha pasado del 14,8 por ciento del año 2005 – antes de que se iniciara la crisis económica– al 18,7 por ciento del 2013. La estadística siempre es muy fría pero una encuesta del pasado mes de abril, encargada por el Parlamento Europeo con motivo del evento EYE2014, a europeos de entre 16 y 30 años, revela que el 57% de los encuestados expresó que la crisis ha marginalizado y excluido a los jóvenes de la vida económica y social en sus países.

Además, un 43% mostró su deseo de trabajar , estudiar o hacer prácticas en otro país de la UE y un 26% dijo sentirse forzado por la crisis económica a irse a otro país de la UE a estudiar o trabajar. En este sentido, la Organización mundial del Trabajo (OIT) calcula que en la actualidad hay 232 millones de ‘migrantes internacionales’, lo que representan el 31,1% de la población mundial, el 48% de ellos son mujeres que migran por motivos laborales.

Sara Álvarez, ingeniera de Caminos. 31 años

Un ejemplo de esta migración es el de Sara Álvarez, ingeniera de Caminos de 31 años que, con 3 años de experiencia laboral y 4 en paro, ahora se encuentra preparando la maleta para viajar a Singapur, el país que le ha dado la oportunidad laboral que dentro de la Unión Europea no ha encontrado. A pesar de buscar algo más cerca de casa con clases de alemán, y tras obtener una experiencia de prácticas durante tres meses en Viena, cambiará de continente para desempeñar un trabajo “acorde” con su formación en el metro de Singapur. “Parece que la única solución para los jóvenes españoles es la de emigrar porque aquí no se favorece la creación de empleo. Yo tengo un contrato de tres años pero si la cosa va bien, dudo que vuelva a España a corto plazo”.

Inés Cueto, aparejadora. 31 años

La misma edad que Sara tiene Inés Cueto que con un título de aparejador bajo el brazo y numerosos cursos de seguridad laboral y certificaciones energéticas, no le han servido para tener una primera oportunidad en el campo en el que se formó durante tres años de universidad. “Nunca he podido estar en una obra. He estado enlazando trabajos de media jornada en tiendas de ropa y establecimientos de comida rápida pero nada relacionado con mi profesión”, se lamenta. Por eso, tras decidir abandonar su país, recurrió a una agencia para que le asesoraran sobre cómo estudiar o trabajar fuera de España. Finalmente, con sus ahorros y ayuda de su familia, ha decidido viajar Sidney (Australia) para mejorar su inglés y buscar una oportunidad laboral. “Estoy decidida. Me he informado y creo que allí puedo tener futuro”, asegura.