La deserción escolar en América Latina tiene unas consecuencias directas en los países de la región. El proyecto El Aula Vacía trata de ofrecer un espejo donde las nuevas generaciones puedan reflejarse través del séptimo arte

 

¿Qué tiene que ver el desempleo con los atentados? Se pregunta María González, una colombiana que interpreta a una adolescente cuya vida cambia trágicamente cuando es reclutada por la guerrilla. La historia de este personaje -ficticia pero basada en hechos reales-, supone una más de las miles que padecen un gran número de jóvenes en América Latina. Muchos de ellos no consiguen terminar los estudios de secundaria. Unos porque viven en zonas rurales, otros como consecuencia de su discapacidad, la gran mayoría por proceder de familias humildes y, los que no, simplemente no tienen interés en una educación.

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Datos de la deserción escolar en América Latina. / El Aula Vacía

En el continente latinoamericano hay más de dos millones y medio de jóvenes menores de 18 años desplazados. La mitad no asiste a secundaria. Unas cifras alarmantes cuyas consecuencias sociales y económicas son de un gran impacto en los países de la región.

El proyecto El Aula Vacía, trata de abordar esta problemática desde la óptica de once directores que retratan en cada cortometraje el impacto de la deserción escolar por razones dispares. Los dos primeros ya pueden verse de manera gratuita en Youtube.

Uno de ellos, cuenta la historia de Tomás y María, dos jóvenes colombianos que vieron como en poco tiempo sus aspiraciones se vieron truncadas por el fenómeno de la violencia armada. Tomás cuenta cómo al enfermar su padre tuvo que ser reclutado por la guerrilla para así sufragar los gastos ocasionados por el tratamiento. Al poco de estar en la clandestinidad, “me pasaron un ‘pelao’ y tuvo que matarlo de un tiro en la cabeza”, relata el actor que da vida a la historia real de uno de estos adolescentes.

La de María González es la misma historia. Una estudiante que acaba en manos de los paramilitares y cuyas opciones de progresar se ven limitadas por su condición social. “¿Para qué estudiar, María? Tenga por seguro que sabiendo que es de este barrio nadie la va a contratar”.