Más del 40% de las personas que han llegado al país desde 2015 trabaja o estudia formación profesional

La política de puertas abiertas a los refugiados que decretó la canciller alemana Angela Merkel a mediados de 2015, en plena oleada de personas que huían sobre todo de Siria y Afganistán, aunque matizada posteriormente por la presión de la ultraderecha, se ha revelado como un éxito para el mercado laboral. La integración de los inmigrantes se está produciendo de manera mucho más rápida de lo esperado.

Alemania ha acogido en los últimos tres años a más de un millón de personas, de las cuales unas 400.000 cuentan con un puesto de trabajo o están realizando prácticas o un grado de formación profesional. El presidente de la patronal, Ingo Kramer, subrayó que la mayoría de los jóvenes migrantes aprenden el idioma en un año, lo que les permite seguir las clases sin problemas. Además, destacó que la mayoría de los refugiados que trabajan cuentan con un empleo que cotiza a Hacienda y a la Seguridad Social, con lo que puede considerárseles integrados.

Recientemente, la Agencia Federal de Empleo hizo también un balance positivo sobre la integración de los refugiados en el mercado laboral germano. La citada organización aseguró que los más jóvenes entre los peticionarios de asilo son los que mejor se adaptan y que más de 30.000 han comenzado estudios y trabajan como aprendices en numerosas empresas para conseguir una formación profesional dual.

En un escenario que podría trasladarse a cualquier otro país de la Unión Europea, donde las cifras de natalidad siguen desplomándose, el máximo representante de las empresas recordó que «quienes vienen aquí para trabajar deben ser contemplados como un enriquecimiento». En ese sentido, advirtió de que si no se consigue en el futuro atraer mano de obra, Alemania sufrirá un retroceso económico similar al de los años noventa.

Necesidad de mano de obra

De hecho, se calcula que existe un millón de puestos de trabajo vacantes pese a que el país roza el pleno empleo. La mayor parte de las ofertas que se quedan sin cubrir se encuentra en la parte occidental, mientras que las dificultades para contratar se concentran sobre todo en la industria y la construcción.

La mayoría de las pequeñas y medianas empresas del país, por tanto, siguen buscando trabajadores y han puesto sus esperanzas en la nueva ley de inmigración de personal capacitado que la gran coalición de conservadores y socialdemócratas está preparando para su próxima aprobación. La normativa establece que podrán ingresar en Alemania los trabajadores altamente cualificados de terceros países, no pertenecientes a la UE, durante seis meses para buscar trabajo. Como requisitos, los interesados deberán tener conocimientos de alemán suficientes, llevar a cabo una actividad laboral y presentar una formación cualificada que sea necesaria para el puesto deseado.