Entre 2010 y 2013, los años en que la dentellada de la crisis fue más feroz, España perdió más de 15.000 investigadores, una fuga de cerebros que sigue pasando factura al sector de la ciencia y la tecnología. En la desbandada, miles de jóvenes investigadores hicieron las maletas buscando oportunidades en el extranjero, mientras que muchos de los que se quedaron vieron cómo sus proyectos se convertían en trabajos precarios.
Daniel Vallejo Sánchez, investigador del campo de la química inorgánica y ciencia de materiales, fue uno de los que apostó por continuar formándose y trabajando en España. Encadenando empleos que no tenían ninguna relación con la ciencia, este químico de la UPV/EHU realizó un máster y un doctorado en los que consolidó las conclusiones de su investigación sobre «la obtención de nanoestructuras a través de compuestos de coordinación». Por el camino, Vallejo consiguió sentar las bases de Poretune SL, una empresa tecnológica dedicada al desarrollo de materiales nano-estructurados diseñados para su aplicación en la industria de la automoción, el medioambiente o la energía, y que ha contado con el apoyo financiero de BeAble Capital para echar a andar con pasos más firmes.

-Jóvenes investigadores que emigran, plantillas envejecidas, recortes en I+D+i… ¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrenta la investigación tecnológica en España y en el País Vasco?
En mi opinión, el mayor desafío al que se enfrenta la investigación en España y el País Vasco es la de seguir siendo competitivos en un mundo en donde el conocimiento está cada vez más globalizado y los avances científicos se alcanzan en un plazo menor de tiempo gracias a la implementación de nuevas tecnologías. Resulta indispensable invertir constantemente en ciencia, por un lado, para poder competir con las grandes potencias; y por el otro, para compensar las debilidades (por decirlo de algún modo) que tenemos frente a otros países menos desarrollados en donde hay abundancia de personal aunque no sea tan cualificado y los salarios son mucho más bajos. Otro factor importante que se debe tener en cuenta es que somos un país con escasos recursos naturales. Por lo tanto, apoyar al sector tecnológico parece una acción sensata que siempre repercute en positivo en la economía de un país, aunque sea en vista a un futuro no muy lejano.

-¿Cuánto tiempo habéis dedicado a esta investigación?
El primer gel metal-orgánico que sinteticé fue hace aproximadamente 4 años, durante mi etapa predoctoral. A raíz de ello, fui investigando más sobre la posibilidad de transformarlos en una nueva clase de materiales metal-orgánicos porosos; concretamente, en aerogeles metal-orgánicos. Desde entonces, sigo trabajando en ese campo y me dedico a estudiar las propiedades físico-químicas de estos materiales al mismo tiempo que desarrollo nuevos aerogeles metal-orgánicos basados en otros metales o moléculas orgánicas.

-¿Qué aplicaciones prácticas en la industria/medicina tendrán los aerogeles que habéis diseñado?
Los aerogeles que hemos desarrollado se pueden considerar como una plataforma tecnológica. Este término viene a significar a groso modo que se tratan de materiales aptos para ser empleados en un amplio repertorio de aplicaciones debido a las características físico-químicas que presentan. Por ejemplo, podrían emplearse como sensores químicos, como absorbentes selectivos de contaminantes, como muestreadores pasivos, como separadores de mezclas químicas (tanto en gases como en líquidos), catalizadores, etc.

-¿Qué ha supuesto la apuesta hecha por BeAble Capital al desarrollo de vuestra investigación?
Para mí, personalmente, su apoyo ha sido una bocanada de aire fresco que me ha permitido continuar con mis investigaciones y centrar mis esfuerzos en un solo objetivo. Beable Capital no es únicamente un fondo privado que se limita a proporcionar el capital necesario para sacar un proyecto de estas características; también aporta un capital humano con dilatada experiencia en distintas materias que simplifica en buena medida las gestiones a realizar, contrasta la tecnología y se implica en la búsqueda de clientes potenciales. Además, suaviza el cambio brusco que supone para un joven investigador convertirse en emprendedor.

-¿Cuáles son los retos que os esperan ahora que sois una empresa?
El reto principal como empresa tecnológica es el de ser innovadora empleando recursos muy limitados. Hay que contrarrestar con ideas disruptivas los grandes presupuestos y equipamientos que manejan las compañías más consagradas y los centros tecnológicos. Abrirse paso en sectores tan afianzados también supone un reto muy importante, ya que conseguir un producto ligeramente mejor que lo establecido no es motivo suficiente como para que los fabricantes dejen de lado una determinada tecnología que aún está por amortizar. En muchos casos es necesaria una mejora muy sustancial para que les compense a los clientes potenciales cambiar de proveedores. Como grupo de investigación, el mayor reto consiste en sacar el máximo rendimiento con los pocos recursos económicos de los que disponemos. Publicar en revista científicas de alto impacto e intentar generar patentes que den prestigio a la Universidad.

-¿Qué hace falta para ‘reclutar’ jóvenes investigadores (mayor implicación institucional, más dinero, fomentar vocaciones científicas)?
Creo que siempre hay margen de mejora. Considero que la implicación de las instituciones (al menos en Euskadi) es aceptable aunque deberían facilitar aún más la accesibilidad a las subvenciones, promocionarlas más y hacer un reparto más equitativo de ellas. Crear una red de vínculos más estrecha entre las Universidades y las empresas privadas ayudaría a atraer a jóvenes investigadores. No obstante, opino que el mayor problema reside en la falta de confianza por parte de las empresas para reclutar a jóvenes investigadores con poca experiencia profesional. De igual modo, pienso que es fundamental que se potencie a nivel educativo el pensamiento lateral de cada individuo y que se combine con una base teórica más liviana y carreras cada vez más especializadas. Valorar más las aptitudes de uno que la extensión de su currículum.