El informe ‘Mujeres jóvenes ante el empleo’ realizado por PwC alerta de que aún sigue habiendo trabajos considerados ‘de mujeres’ y apuesta por la educación para solucionarlo

¿Cuál es la presencia real femenina en el sistema educativo? ¿Y en el mercado laboral? ¿Es real la igualdad que tanto se prodiga? Estas son algunas de las preguntas a las que intenta dar respuesta el informe ‘Mujeres jóvenes ante el empleo’ realizado por la Fundación PriceWaterhouse Coopers (PwC). Un texto que, en primer lugar, pone el acento en la percepción que tiene actualmente la sociedad sobre los jóvenes en el mercado laboral.

El primer punto del estudio pasa por analizar cuál es la realidad de la juventud a la hora de entrar en el mercado laboral: son la población joven más formada de la historia y al mismo tiempo soportan los mayores índices de desempleo de la Unión Europea, los que trabajan lo hacen en condiciones precarias (alta temporalidad y sueldos bajos), y una inmensa mayoría encuentra muchas dificultades para independizarse. A todo ello, además, hay que añadir la progresiva transformación a la que está haciendo frente el mercado debido a su rápida digitalización.

Segregación

Lo cierto es que el panorama laboral sigue estando segregado entre hombres y mujeres. Porque la tasa de actividad femenina está 13 puntos por debajo de la masculina y la tasa de empleo está 10 puntos por debajo, la brecha salarial habla de unos siete mil euros anuales de diferencia entre hombres y mujeres y los contratos de jornada completa están ocupados por hombres en más de un 60%. Y no solo eso sino que, según el citado informe, el sector de las nuevas tecnologías, uno de los que se espera que cree más puestos de trabajo en un futuro, también sigue esa tendencia desigual en términos de empleo: según el Instituto Europeo de Igualdad de Oportunidades, solo un 32% de los trabajadores de este sector son mujeres.

Y lo que es más, también continúa habiendo familias profesionales ‘de hombres’ y ‘de mujeres’, según el informe de PwC. Así la distribución del empleo por rama de ocupación y género en población de 16 a 24 años ofrece una imagen muy clara de esta realidad: ellos priman en el transporte, la construcción y la industria, y ellas en las actividades del hogar, la sanidad y la educación. De hecho, según diversos estudios los estereotipos sobre empleos ‘para ellas’ siguen siendo un factor determinante.

El futuro

Pese a que la tendencia del mercado augura una convergencia en la tasa de actividad entre hombres y mujeres, lo cierto es que persistirán otras dificultades de incorporación de jóvenes mujeres al mercado laboral como, por ejemplo, la evolución de los salarios y la temporalidad de los empleos. Es por ello que el informe de PwC propone algunas medidas para poner en práctica en el ámbito educativo, empresarial, familiar, social y de políticas públicas.

A nivel educativo se trata, principalmente, de crear modelos de orientación alineados con las tendencias del mercado laboral y que esté libre de estereotipos de género y adecuar los planes formativos a las necesidades del mercado laboral con la incorporación de competencias transversales y de promoción de la igualdad de género. En el caso del plano empresarial, según PwC se debe apostar por medidas de corresponsabilidad y conciliación entre la vida personal y laboral reales y efectivas, garantizar la igualdad de género en los procesos de selección y promover entre las niñas y jóvenes el referente de mujeres profesionales.

También es necesario, según el estudio de PwC, sensibilizar a las familias y a la población en general tanto de la vulnerabilidad de niñas y jóvenes como de la realidad del mercado laboral, trasladar la intervención en materia de género a todos los entornos sociales y lograr la colaboración de los medios de comunicación en la proyección de referentes femeninos en el ámbito político, social y empresarial. Sin olvidar las soluciones a tomar en el ámbito de las políticas públicas: intensificar la intervención docente y empresarial en la redefinición de políticas y planes educativos, promover un pacto estatal por la educación y diseñar e implantar un plan de acción público para favorecer la igualdad de género.