China, Singapur y Estonia se llevan los laureles en el examen que evalúa las habilidades de los estudiantes en las materias de lectura, matemáticas y ciencias

 

El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), tiene por objeto evaluar hasta qué punto los alumnos cercanos al final de la educación obligatoria han adquirido algunos de los conocimientos y habilidades necesarios para la participación plena en la sociedad del saber. Esta prueba que se realiza cada tres años sacó a relucir aquellos países que han alcanzado un buen rendimiento y, al mismo tiempo, un reparto equitativo de oportunidades de aprendizaje, ayudando así a establecer metas ambiciosas para otros países.

En total, participaron 79. China encabeza la lista con los mejores resultados, le sigue Singapur y Estonia. En lectura China y Singapur obtuvieron una puntuación significativamente más alta que el resto de los países participantes de la prueba. Por su parte, Estonia, Canadá, Finlandia e Irlanda fueron los países de la OCDE con el rendimiento más alto en lectura. En el apartado de Matemáticas y Ciencias, en torno a uno de cada seis estudiante de 15 años de esas nacionalidades obtuvieron el nivel 6, es decir el nivel más alto que describe PISA. Pero, ¿cómo es el sistema educativo de esos países? ¿cuántas horas dedican los escolares al estudio? A continuación elaboramos un resumen sobre la educación de las tres naciones que se llevan los laureles en la prueba.

 

 

 


China

578 puntos: 555 en lectura, 591 en Matemáticas y 590 en Ciencias
A lo largo de los años, China ha sido considerada como la cuna del conocimiento. A esa nación se le atribuye una serie de inventos como el compás, la brújula, la pólvora, el papel y la impresa. De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas de ese país, en 2017 la población total del país era de 1.390 millones. Y las tasas de alfabetización son casi iguales entre hombres y mujeres. Según la UNESCO la cifra ronda el 95%, pero teniendo en cuenta el gran tamaño de su población, también implica un segmento que no tiene acceso a la educación. Por eso, el gobierno chino ha implementado diferentes políticas educativas con resultados favorables. Así lo demuestra su lugar en el podio de la evaluación educativa PISA con una valoración media de 578 puntos. En la prueba de lectura el puntaje fue de 555, en matemáticas 591, en ciencias 590.

Los escolares chinos invierten 55 horas semanales al estudio, muy por delante de las 44 de media de la OECD. Además, el sistema educativo del gigante asiático presenta dos exámenes en el que se les exige a los estudiantes un desempeño de alto nivel. El primero denominado Zhongkao que se realiza nada más al acabar la escuela primaria. El segundo es el Gaokao y se efectúa antes de ingresar a la universidad. En China, las escuelas son en su mayoría públicas, aunque existen también establecimientos privados. Asimismo, las universidades más prestigiosas y exigentes del país son las oficiales, son las más atractivas por los estudiantes chinos.


Singapur

556 puntos: 549 en lectura, 569 en Matemáticas y 551 en Ciencias
Tras su independencia de Reino Unido, Singapur ha afrontado la educación como un impulso para su mejora económica y social. Año a año, el gobierno ha invertido en este sector sin escatimar la cifra. El sistema educativo singapurense reside en la meritocracia y la competitividad. Es un país que no cuenta con suficientes recursos materiales por eso se enfocan en la cualificación de sus estudiantes para que en un futuro sean trabajadores muy preparados. Su modelo es uno de los más estudiados porque organiza los alumnos según su desempeño académico y, por otra parte, promociona a aquellos que logran mejores resultados. Aunque esta clasificación de estudiantes por clases les ha traído muchas críticas ya que la sociedad y los padres de familia presionan duramente a quienes se sitúan en los últimos puestos.

El currículo del sistema educativo tiene como objetivo que los escolares se hagan preguntas y busquen sus propias respuestas, una forma de resolver los retos que se les presentarán en el futuro. El desarrollo de cada clase es flexible y diverso. Al terminar la educación Primaria, los alumnos realizan un examen oficial que decide la modalidad (exprés, normal-académica y normal-técnica) y el tipo de educación Secundaria que realizarán, dependiendo de sus capacidades. Y al culminar la Secundaria, hacen frente a un segundo examen oficial que les deriva a estudios universitarios o vocacionales. Los alumnos con mejores calificaciones en estos exámenes acceden a las mejores escuelas, universidades y centros de formación profesional. Es probable que esto explique el puesto obtenido por los alumnos de Singapur en la prueba PISA 2018.


Estonia

523 puntos: 523 en lectura, 523 en Matemáticas y 530 en Ciencias
Estonia ha revolucionado su sistema educativo, actualmente el Estado invierte el 6% de su Producto Interno Bruto (PIB) en la enseñanza. Con menos de un millón y medio de habitantes, la pequeña república báltica, es un referente europeo en evaluaciones internacionales. Así, en los últimos años han llegado a ser primeros en pruebas de ciencias, segundos en matemáticas y terceros en comprensión lectora, además de encontrarse siempre en el top ten en el nivel de inglés como lengua extranjera.

Universidad de Tartu en Estonia.

 Al año han 135 jornadas escolares divididas en cuatro periodos. Las clases comienzas a las ocho y cuarto y termina a las cuatro de la tarde. Cada clase que dura entre 40 y 45 minutos tiene como máximo veinte estudiantes. Además cada curso tiene asignado dos tutores que se encargan del día a día con los estudiantes. Es habitual que en un curso haya niños de diferentes edades porque hay flexibilidad, y cada niño puede empezar a los seis o posponerlo hasta los ocho. La educación básica es obligatoria hasta los 17 años sin opción a cambiar de escuela. Luego, hay tres cursos de educación secundaria necesarios para acceder a la educación terciaria dividida a su vez en las licenciaturas, la formación profesional y la educación vocacional.