“El medio es el mensaje”. Es la frase más célebre del filósofo, profesor y teórico canadiense Marshall Mcluhan. Es común estudiar a esta celebridad en las facultades Periodismo y Comunicación. Una década después, sin embargo, hace falta algo más que la memoria para recordar su aforismo más famoso. Quizá, después de tanto examen, hubiese sido difícil recordarla incluso un mes después. Por suerte, un dispositivo móvil e Internet, hacen más fácil el recordatorio.

“Hasta hace poco tenías que buscarlo en los libros”.

Con este ejemplo para su interlocutor, Don Luis de Lezama procura dilucidar lo que ocurre con los métodos formativos y educacionales de los jóvenes. “Estamos muy preocupados por ello. Estamos viviendo una brecha digital brutal”, razona. Por un lado, asegura, los antiguos sistemas educativos “ya no valen”. Se refiere al tipo de enseñanza “basado en los libros y en la memorización de textos, más bien en el desarrollo de la memoria que en el experimento de la inteligencia”. Por otro lado, presenta a una generación “totalmente diferente, con otros sistemas de vida y que evolucionan en la transformación digital”. “Hoy el sistema educativo, como está ocurriendo con el sistema que tenemos implantado en Santa María La Blanca de Montecarmelo, en Madrid, es digital. Un sistema que tiene mucho más que ver con la gestión del individuo de sus propios conocimientos para, a través de sus habilidades, descubrir lo que es capaz de hacer y crear. Esto supone una evolución profunda en el modo de enseñar”, explica. 

«Vivimos una brecha digital brutal”.

Don Luis de Lezama Barañano (Álava, 1936) es sacerdote, periodista, empresario hostelero y escritor. Comprometido con los jóvenes con dificultades de adaptación en su aspecto profesional, siempre tuvo claro el concepto de “no dar peces sino enseñar a pescar”. Basta con leer su nutrido curriculum para observar una larga trayectoria en el mundo de la formación y la generación de empleo. También es el presidente de Eurodhip y el alma máter del Grupo Lezama, que lleva su apellido y que gestiona restaurantes en propiedad, hoteles, escuelas de hostelería y hasta un vivero de empresas. Don Luis preside, asimismo, el colegio Santa María La Blanca -ligado a La Fundación Iruaritz-Lezama-, que creó en 2009 con un proyecto educativo innovador (EBI) apoyado en las TIC (Tecnologías de la información y la Comunicación) y reconocido en el informe PISA.

“Andreas Schleicher el director de Pisa For Schools, acaba de publicar un libro y dice que efectivamente, después de todos estos análisis y evaluaciones externas, Finlandia, Singapur y Santa María La Blanca somos los tres sistemas modelo. Andreas dice que no entiende cómo en España algunos van a Finlandia a copiar cuando lo tienen en Madrid”, ilustra. A través del proyecto EBI con su equipo de innovación liderado por Arantxa Garay-Gordovil, han alcanzado un acuerdo de colaboración con la Central Washington University (15.000 alumnos) para el intercambio de profesores y estudiantes. También cooperan para desarrollar allí el estilo de este sistema innovador.

«Estados Unidos es un cajón de sastre»

Don Luis de Lezama.

– En este momento se encuentra en Poreč (Croacia), con una bonita puesta de sol sobre el Adriático. Ha ido allí para asistir a un congreso sobre la educación responsable.

– Hemos venido para trabajar por cambiar el sistema educativo. Es algo más que trabajar por proyectos. La memoria humana falla. La memoria artificial falla menos. Buscas Mcluhan y, a través de Google, no solo te dice su frase más célebre, sino quién es, su biografía… Cómo voy a educar a los alumnos que solo se fían de su memoria, si hoy existe la memoria artificial que es mucho más potente que la natural. Luego el sistema educativo no puede ser basado en la memoria humana sino en la gestión del conocimiento que te permite saber llegar a la memoria artificial. La técnica, la tecnología, hace que gestiones tu conocimiento mejor aún que con la memoria humana. Pero este depende de la memoria humana. Porque si no tuvieras inteligencia y voluntad no sabrías encender el ordenador para poder gestionar el conocimiento. Eso es el cambio del sistema educativo.

– Y no a través del Gobierno.

– En este país se empeñan en crear leyes de Educación y no se dan cuenta de que las leyes no valen para nada. Que solo los sistemas son los que cambian la Educación. Si no hay sistemas, no hay cambio. Así han pasado seis leyes, y las normas de la consejería de Educación solo acumulan materias, deberes, normas, pero no despiertan el sentido de la Educación personal a través de la gestión de sus conocimientos. Hay que poner a los estudiantes en trance de poder demostrar sus habilidades. Es la mayoría de los problemas de las escuelas de negocio, de las universidades, de las escuelas superiores… de la Educación.

– Pero dicen que los jóvenes están enganchados a los aparatos…

Una educación basada en normas, no educa y no produce libertad ni voluntad en los jóvenes. Y una educación propuesta, absolutamente basada en la buena utilización de la tecnología, prospera. Porque en nuestras clases en Santa María la Blanca, donde hay 2.500 alumnos este año, hay muchos niños con doce años ya (y más) que usan el ipad, el ordenador y hasta el teléfono como si fuera su pizarra personal, su fuente de apuntes, su fuente de investigación. O a lo mejor están escuchando música mientras escriben una redacción literaria. ¿Cómo les voy a prohibir el teléfono? Es un disparate. No se puede poner puertas al campo. ¿Están locos los educadores que se basan en prohibiciones? Cuando un colegio tiene que recurrir al reglamento como autoridad, es que los profesores no se han ganado la autoridad.

– Habla entonces de especializar a los alumnos como en Estados Unidos.

– No, EEUU es un cajón de sastre. Hay buena, mala educación, de todo. Es un tópico español. Las cosas no son buenas porque las hagan países poderosos como EEUU, sino porque analizadas en sí aún los países más pobres pueden tener una buena educación. La buena educación no depende solo de la tecnología. La innovación no está en tener wifi y en tener pantallas digitales. La innovación está en la cabeza de la persona, del profesor o la profesora. Y a veces con menos medios se pueden hacer más cosas que con muchos medios. Conozco colegios privados atiborrados de ordenadores, pantallas electrónicas, cañones… que no hacen una nueva educación sino todo lo contrario. Han cambiado los aparatos, que se les convierte en chatarra informática pronto. Porque de un año para otro hay aparatos que ya cambian. No es el sistema educativo dependiente de la tecnología, es dependiente del espíritu innovador de las personas.

«A veces con menos medios se pueden hacer más cosas».

– Entonces la tecnología es necesaria, pero no imprescindible.

– Es un proceso. Pero donde tienes que cambiar es en la mentalidad. Y al cambiar de mentalidad irás enganchando las herramientas oportunas. Al principio a lo mejor es una pizarra y una tiza, pero luego será el ipad o el ordenador o lo que tengas a la disposición en el tiempo, porque mañana ya hay otra tecnología distinta.

– Usted es alavés. ¿Qué piensa de la Educación a nivel de Euskadi?

– Que hay que evolucionarla, porque no basta con ser trilingüe. El trilingüismo no es un sistema, no es un método, es una aspiración lógica: saber euskera, que al fin y al cabo es nuestra lengua materna, saber castellano y saber inglés. Pero eso no es ni mucho menos un cambio de sistema innovador. Puedes aprender tres idiomas y seguir con una metodología obsoleta basada en una memorización o en unos profesores que memorizan y no crean esa relación principal con el alumno, que es la gestión de su conocimiento y el desarrollo de sus habilidades.

Formación y empleo

– Grupo Lezama ofrece diferentes formaciones (ESAH, que nace de la unión de SEAS Estudios Superiores Abiertos, Grupo Lezama y la Escuela de Hostelería de Sevilla, Gastronómica Internacional…) que cuenta con alumnos españoles, de Miami y hasta de los treinta y dos estados de la República Mexicana, en la comunidad hispana de Estados Unidos y países en Centro y Sudamérica. En la escuela ‘online’ tienen en este momento 30.000 alumnos de todas las edades.

Gastronómica internacional.

– Cada día crece, eso es incontrolable. Porque está en todo el mundo.

ESAH. Campus SEAS.

– ¿Y qué ocurre con el empleo? Parece que es difícil para los jóvenes.

-Lo que pasa es que encuentran trabajo los que son inquietos y están dispuestos a trabajar. Luego hay otros muchos que te presentan un título y creen que con eso tienen que ser ya directores generales. En la empresa cada vez más hay que empezar por abajo. ¿Has visto cómo los políticos se pelean por tener máster? Eso es lo más ridículo que puede haber. Y en las empresas pasa lo mismo, que ya los empresarios estamos mosqueados por gente que te presenta unos curriculum vitae que no da tiempo. Con 24, 26 o 28 años no le ha dado tiempo a madurar ninguno de estos sitios. La permanencia en un trabajo es lo que experimenta a la persona. Hay mucho saltimbanqui que no para de un lado a otro. En un mes no se aprende nada en ningún sitio.

– A veces les piden ese curriculum y casi la experiencia antes de tenerla.

– Generalmente son empresas que tienen capital o medios económicos o desarrollo, pero les faltan ideas y quieren que otros se las sirva a la carta.

– ¿Y qué me dice de las condiciones? A menudo son precarias y los jóvenes se preguntan si sirve de algo estudiar.

– Totalmente de acuerdo, porque los procesos de crecimiento y desarrollo en el mundo empresarial todavía son muy capitalistas. Toda empresa necesita rentabilidad para ser sostenible, pero algunos han comprendido algo que en los últimos años ha sido frecuente: el negocio rápido, que una idea produzca rápidamente capital económico. Hay muchas empresas que están pescando ideas en las mentes jóvenes.

– ¿Qué les diría a los jóvenes emprendedores?

El emprendimiento es siempre importante, pero tiene que ser fruto de una reflexión y no de una idea brillante que no haya resistido un análisis DAFO. De viabilidad, de oportunidad y de sostenibilidad. No se puede crear simplemente porque se me ha ocurrido una idea brillante esta mañana en la ducha y la voy a poner en práctica. Hay que estudiar, trabajar, contrastar. Y, sobre todo, hacerlo con un equipo.