Un estudio de la Universidad Libre señala que los titulados universitarios tardan 31 semanas en encontrar trabajo

Colombia no es un país de oportunidades para los jóvenes, donde la mitad de la población desempleada no supera los 28 años de edad. Así se desprende de un estudio de la Universidad Libre realizado tras analizar datos oficiales del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y del Ministerio de Trabajo.

Según este informe, actualmente hay cerca de 3.400.000 jóvenes desocupados en una población de 12.700.000 personas con edades comprendidas entre 18 y 28 años. Es decir, la tasa de desempleo de este colectivo, que representa el 27% de la población de Colombia, ronda el 17%. Por sexos, las mujeres salen peor paradas que los hombres ya que el 23% no encuentra trabajo frente al 13,7% de sus congéneres varones.

Una de las paradojas, común por otra parte a muchos otros países, es que para acceder a un primer empleo formal se les pida experiencia laboral previa. Este requisito concitó las críticas del 82% de los jóvenes que respondieron a una reciente encuesta del Ministerio de Trabajo. No obstante, el Gobierno aportó en 2016 su granito de arena al implementar la Ley 1780, que promueve el empleo y el emprendimiento juvenil. Este estatuto señala que el Estado, a través de empresas industriales y de la economía mixta, debe garantizar la existencia de un 10% de los cargos para jóvenes sin requisito de experiencia.

Uno de los datos más preocupantes que recoge el estudio de la Universidad Libre, que cuenta con ocho campus en Colombia en los que estudian más de 35.000 jóvenes, es que los adolescentes con estudios universitarios son los que más tardan en encontrar trabajo, 31 semanas, frente a las 20 de media a nivel nacional. Quienes tienen un diploma técnico logran emplearse en 27 semanas y los bachilleres, en 22.

El informe plantea que, a falta de experiencia laboral, se deberían certificar y valer las prácticas profesiones, según la formación universitaria o técnica; mientras que en el caso de la formación para el trabajo también sería una opción la validación de la experiencia a partir de los contratos de aprendizaje.

En cuanto a la población de adolescentes que no cuenta con una educación mínima requerida, es clave la interacción entre el Estado y la empresa, un trabajo en equipo que debe propiciar escenarios de financiación o cofinanciación para crear puestos de trabajo con los niveles que la juventud colombiana marginada requiere.