La Fundación Microfinanzas BBVA apoya a más de dos millones de personas en Colombia, Perú, República Dominicana, Chile y Panamá

Cuando las puertas del mercado laboral permanecen más tiempo cerradas que abiertas o la formación adquirida no alcanza para obtener un trabajo digno, el autoempleo suele convertirse en la única salida. Esta lógica es aún más acusada en países en los que un alto porcentaje de la población se encuentra en situación de vulnerabilidad.

Con el objetivo de ayudar a esas personas con escasos recursos que necesitan montar un pequeño negocio con el que salir adelante, BBVA creó en 2007 la Fundación Microfinanzas. Esta entidad utiliza una metodología propia, las finanzas productivas, que pone a los emprendedores en el centro de su actividad y los apoya para que sus empresas generen excedentes de manera sostenible.

Durante estos doce años de actividad, la FMBBVA ha apoyado a más de cinco millones de emprendedores vulnerables en América Latina, creando oportunidades de desarrollo para que mejoren sus condiciones de vida. «Es ya una de las iniciativas filantrópicas con mayor impacto social y el primer operador con metodología individual en la región», destacan desde la entidad.

En la actualidad, atiende a más de dos millones de personas, la mayoría mujeres, en cinco países a través de seis entidades microfinancieras: Bancamía (Colombia), Financiera Confianza (Perú), Banco Adopem (República Dominicana), Fondo Esperanza y Emprende Microfinanzas (Chile) y Microserfin (Panamá). Desde 2007, ha desembolsado 11.775 millones de dólares en créditos productivos a emprendedores con escasos recursos.

El alma de la Fundación

La figura clave de todo este entramado financiero lo constituyen los 8.000 empleados y las 515 oficinas que tienen diseminadas por los cinco países. «Más de la mitad de los 8.000 empleados de todo el Grupo Fundación son asesores de crédito, que son los que recorren la distancia que haga falta para ir a visitar al emprendedor y conocer su negocio (que tiene que llevar ya un tiempo funcionando). A veces son negocios muy, muy pequeños, en un lugar alejado e incomunicado, pero esa es la ‘magia’ de la labor de los asesores, y por eso solemos decir que son el ‘alma’ de la Fundación», precisan.

Para que esto sea lo más eficiente posible, desde la entidad están incorporando «la tecnología en todo este proceso para que el asesor no viaje con carpetas y papeles sino con un dispositivo móvil que haga todos los trámites más ágiles y evite que el emprendedor tenga que desplazarse hasta una sucursal invirtiendo tiempo y dinero. Con toda la información que se recopila sobre el terreno, un comité de crédito decide si es viable otorgarle el préstamo».

El acompañamiento no solo incluye productos financieros como crédito, también les ofrecen cuentas de ahorro, microseguros… Siempre adaptados a sus emprendimientos y necesidades. Además, les dan educación financiera y una formación adaptada a su sector. «Los asesores suelen ser personas del mismo entorno o comunidad del emprendedor y eso facilita que se establezca una relación de confianza, clave en las microfinanzas», subrayan. Además, la Fundación les enseña a ahorrar para que puedan hacer frente a imprevistos en la región con el peor nivel de ahorro del mundo, según el Banco Interamericano de Desarrollo.


Mujeres jóvenes, en primera línea

La figura del emprendedor en América Latina tiene nombre de mujer: Jessica, Rosalbina, Eladia… El porcentaje de mujeres jóvenes que emprenden como única salida laboral duplica al de los hombres, según el Organismo Iberoamericano de Juventud. La cantidad desproporcionada de tiempo que dedican a las tareas domésticas y al cuidado de niños y mayores, un nivel de educación bajo y la falta de capital y confianza en ellas mismas son obstáculos que les impiden acceder a un empleo por cuenta ajena. Y a esto hay que añadir la precariedad laboral de las jóvenes: el 60% de las trabajadoras de entre 15 y 24 años gana menos del salario mínimo nacional, que ronda los 280 dólares de media según el CEPAL. Por eso, la Fundación Microfinanzas BBVA apoya el emprendimiento de las jóvenes, que representan cerca del 20% de los 1,2 millones de emprendedoras a las que atiende en Colombia, Perú, República Dominicana, Chile y Panamá.

Según la ONU, el 59% de las mujeres más vulnerables de América Latina son madres a los 19 años. «Montar un negocio surge como una forma de compaginar el trabajo con las responsabilidades de cuidado y para muchas, es la única opción de obtener ingresos», resume la responsable de Empoderamiento de la Mujer de la Fundación, Laura Fernández Lord.